Tenemos esta percepción: que el mundo necesita ser reformado a partir de lo que creemos, pensamos o sentimos. Que nuestras opiniones son tan válidas como las de cualquiera.
Sin duda.
Nuestra historia es mucho más que tú o yo.
Nuestra historia es la madre, la abuela, el bisabuelo, los padres de la Patria, los reformadores, los padres de la Iglesia, los discípulos, el Mesías.
¿Fuiste al mar?
¿Estás en la playa?
Las olas se mecen en el viento, oscilan, fuertes, suaves, luminosas.
Cuando regreses a la ciudad seguirán ahí.
Cuando te hayas ido para siempre, estarán ahí para las generaciones que nacerán.
La Palabra de Dios es semejante al mar, insondable, misteriosa, eterna.
Y está aquí para revelar lo que generaciones pretéritas descubrieron, que la vida de Cristo es la única que merece ser vivida.
¿Te atreves a sumergirte en ese mar?
¿Te atreves al intento de vivir en Cristo?
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Ejercicio del día:
Iniciar la lectura del evangelio de Mateo en profundidad, reflexivo, meditado.