Dios nos habla una y otra vez,
aunque no lo percibamos.
Algunas veces en sueños,
otras veces en visiones nocturnas,
cuando caemos en un sopor profundo
o cuando dormitamos en el lecho, él nos habla al oído
y nos aterra con sus advertencias, para apartarnos de hacer lo malo
y alejarnos de la soberbia; para librarnos de caer en la tumba
y de cruzar el umbral de la muerte.
Job 33:14-16 NVI
*
Dios susurra, habla, grita.
1.-A través de las Escrituras Sagradas. Donde leas hay una revelación de la Gracia y la Bondad de Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis.
2.-En tu oración cotidiana a menudo te da las coordenadas para situaciones puntuales.
3.-A través de la naturaleza el Señor te habla y muestra su amor con una didáctica para párvulos.
4.-Por medio de tus experiencias espirituales intransferibles y únicas.
5.-A través de amigos o amigas que te ayudan o tú ayudas.
6.-A través de esa conciencia que libera u obstaculiza alguna acción.
7.-Por medio de tu comunidad. En la compañía de creyentes te enviará un consejo sabio.
Bonus:
Dios habla en el silencio y la soledad.
El temor a la soledad y a detenerse del trajín diario puede superarse sabiendo que el Señor tiene un mensaje para ese momento, aún cuando la persona está sola.
Dios habla de muchas maneras y solo se necesita un oído atento y una determinación a practicar la buena Palabra que-por su Gracias- se nos dice.
En sus nubes envuelve las aguas,
pero las nubes no se revientan con su peso.
Cubre la faz de la luna llena
al extender sobre ella sus nubes.
Dibuja el horizonte sobre la superficie de las aguas
para dividir la luz de las tinieblas.
Job 26:7-10 NVI
*
¿Qué cosmología comprendió o estudió Job para describir esto que recién los científicos modernos están descubriendo?
Los estudiosos sostienen la expansión del universo desde un punto inicial extremadamente denso y caliente. Esta expansión implica que las galaxias se alejan unas de otras a medida que el espacio mismo se expande.
Es como si el cielo estuviera siendo extendido sobre un vacío en constante expansión.
Esta descripción se ajusta de manera sorprendente con lo que Job nos muestra.
Es interesante cómo la Biblia contiene metáforas e imágenes que, aunque no tengan la intención explícita de expresar conceptos científicos, a menudo coinciden de manera asombrosa con lo que la ciencia moderna ha llegado a entender sobre el cosmos.
¿Quién puede enseñarle algo a Dios,
si es él quien juzga a las grandes eminencias?
Job 21:22 NVI
Limitados, somos eso, limitados por el espacio, el tiempo y una capacidad mental autoconstruida.
Comprender nuestras limitaciones no es fácil, menos aún en esta era tecnológica que se quiere equiparar a Dios.
Vemos cuánto ha progresado el ser humano en las diversas ciencias y tecnologías, disfrutamos de ellas con aparatos inauditos que nos asombran.
Por otro lado estamos alerta cuando observamos las relaciones internacionales que inquietan al mundo por su aparente fragilidad.
Esperamos más sabiduría de lo alto para la paz de los ocho mil millones de humanos.
Ni aun el más sabio podría atribuirse o hacer alarde de sus cualidades delante del Creador.
Yo sé que mi Redentor vive
y que al final se levantará sobre el polvo.
Y, cuando mi piel haya sido destruida,
todavía veré a Dios con mis propios ojos.
Yo mismo lo veré con mis propios ojos;
yo lo veré, no otro.
¡Este anhelo me consume las entrañas!
Job 19:25-27 NVI
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¿Qué relación tenían los patriarcas con Dios?
¿Cómo se comunicaban con Él?
¿Cuánta fue la revelación que recibieron? Escuchando y leyendo con detenimiento los discursos de Job podemos comprender que tenían un amplio discernimiento de cómo es el Creador.
Ahora mismo tengo en los cielos un testigo;
en lo alto se encuentra mi abogado.
Job 16:19 NVI
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Ya que los amigos lo acusan, y no lo comprenden, Job decide confiar en la evaluación del cielo.
En sus palabras se encuentra la certeza que más allá de toda su situación hay una justicia divina.
Nos muestra una inusitada confianza en la ayuda del Altísimo.
Además presenta una idea de un defensor en los cielos. Para la época era una verdadera revelación.
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.1 Juan 2:1.
Tal vez Job, como tantos profetas y creyentes a través de las edades, tuvo el consuelo en esa certeza.
Estos dichos son perturbadores y muestran con claridad lo crueles que a veces podemos frente al sufrimiento del prójimo.
A menudo nos cuesta comprender las carencias o el dolor ajeno porque no hemos sufrido esos traspiés.
El sufrimiento es real, y bendito sea Dios porque no hemos caminado esa vereda de perder hijos de un patatús o nuestro patrimonio de un día para otro.
Exacerbar el momento álgido de una persona es de una crueldad poco humana y, menos aún, cristiana.
"¡Al que está por caer, hay que empujarlo!", es aún más inquietante, ya que sugiere una actitud de aprovechamiento o incluso malicia hacia aquellos que ya están en una posición precaria.
En lugar de ofrecer ayuda se suele aprovechar el momento para sacar algún beneficio. Hemos sido testigos de eso.
Ruego al Señor que nos ayude a mostrar su compasión y su bondad.
Tú me hiciste con tus propias manos;
tú me diste forma.
¿Vas ahora a cambiar de parecer
y a ponerle fin a mi vida?
Recuerda que tú me hiciste del barro;
¿vas ahora a devolverme al polvo?
Job 10:8-9 NVI
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Estamos claros que Dios es soberano.
¿Cómo conjugar esa soberanía con nuestra libertad ?
¿Cómo llegamos a comprender aunque sea una pizca a un Dios bueno y misericordioso que permite el sufrimiento?
La angustia de Job ante sus pruebas es una invitación a reflexionar sobre el problema del mal y la injusticia, el dolor y la precariedad.
Este dilema ha traspasado las edades y plantea enormes desafíos a la fe y devoción a Dios.
Muchos pensadores han escrito extensos libros de comentarios sobre Job. (Más abajo te dejo uno en PDF)
El monólogo de Job en estos capítulos revela la complejidad de la experiencia humana. Nos confronta con nuestras propias limitaciones y nos invita a cuestionar nuestras percepciones de la realidad y de nosotros mismos.
Era dueño de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas; además, su servidumbre era muy numerosa.
Entre todos los habitantes del oriente era el personaje de mayor renombre.
Libro de Job, 1:1-3 NVI
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La figura de una tormenta es el ejemplo perfecto de esos tiempos que llegan -casi siempre sin aviso-, con problemas de vida que cuesta asumir.
La pérdida de los hijos, la pérdida del patrimonio, una enfermedad, la repulsa de los amigos; este hombre (Job) sí que supo lo que era estar en el ojo del huracán.
Este primer capítulo del libro de Job presenta una visión teológica compleja sobre la justicia divina y el sufrimiento humano.
La figura de Job emerge como un ejemplo de integridad frente a la adversidad, cuestionando la comprensión convencional de esa época que la prosperidad es el resultado de la rectitud.
Job nos invita a reflexionar sobre nuestra fe, el sufrimiento, el mal y otros temas que veremos en los capítulos siguientes.
Te animo a acompañarme en este viaje fascinante en los audios y tus propias lecturas.