"Acepten mi enseñanza
y aprendan de mí que soy paciente y humilde.
Conmigo encontrarán descanso."
Mateo 11:29 PDT
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Escuela 1. f. Establecimiento donde se imparte enseñanza, especialmente la obligatoria, colegio.
2. Establecimiento donde se imparte cualquier tipo de enseñanza.
6. Conjunto de discípulos e imitadores de una persona o de su doctrina.
8. Cualquier cosa que enseña o sirve de ejemplo o de experiencia: la bondad de su padre fue su mejor escuela.
(Diccionario Wordreference)
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¿Recuerdas tu primer día de escuela?
Para unos, tan esperado; para otros un drama lleno de llanto.
Habitualmente de uniforme, delantal blanco o celeste ellas; pantalón gris y camisa blanca, ellos. Aun cuando las vestimentas han cambiado en el tiempo, la expectativa es la misma.
¡Ah, la escuela! Ese mundo cerrado, secreto, gozoso y sufrido que nos abrió su corazón y sus puertas y moldeó nuestra mente y carácter, a veces con férrea disciplina, a veces con afabilidad, pero nunca con indiferencia.
El Señor Jesucristo fue llamado Maestro.
Para llegar a ese estatus sin duda a temprana edad asistió a la escuela para aprender a leer, escribir e introducirse en la ley mosaica, todo aquel cuerpo legal e histórico de la nación.
Además de los estudios en la sinagoga el alumno aprendía en el hogar el oficio de la familia.
En algunas ocasiones el alumno se convertía en discípulo de algún maestro para a su vez enseñar.
El apóstol Pablo cuenta que fue instruido a los pies de Gamaliel, célebre doctor de la ley, miembro del
Sanedrín.
Alguien escribió que cuando se deja de aprender se deja de crecer.
Otro asegura que la vejez consiste en dejar de aprender.
Tenemos enormes desafíos digitales, un mundo necesitado de la verdad de Cristo, interrogantes personales aun no resueltas; el aprendizaje de la vida devota dura toda la vida.
¿Qué tal si volvemos a la escuela del Señor y nos sentamos a aprender de Su Palabra?
Es un gran desafío con los mejores resultados.
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Te dejo un par de seminarios online:
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Ilustración de aquí:
