Estos son los mandatos que el Señor dio por medio de Moisés a los israelitas en el monte Sinaí.
Levítico 27:34 NTV
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Tal vez nos parezca excesivo.
Tal vez un tanto drástico.
Tal vez -mirado desde este siglo humanista y permisivo- el libro de Levítico nos ponga nerviosos en algunos tramos.
Basta mirar la violencia alrededor, en los medios o en las redes para comprender que si no hay leyes claras el mundo puede transformarse en un caos.
Aquel pueblo que cruzó el desierto tuvo la oportunidad de vivir y dejar descendencia hasta hoy gracias a sus leyes y a la práctica de ellas, por rígidas que nos parezcan.
El respeto al Señor es un inicio para una buena vida.
Y el agradecimiento a su cuidado y su fidelidad por nuestra supervivencia.
»Cuando recojas las cosechas de tu tierra, no siegues el grano en las orillas de tus campos ni levantes lo que caiga de los segadores. Déjalo para los pobres y los extranjeros que viven entre ustedes. Yo soy el Señor tu Dios».
Levítico 23:22 NTV
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Hasta este siglo XXI existe en algunos campos esta práctica admirable, dejar el rastrojo de algunas cosechas para que algunos vecinos las recojan a mano.
En un paseo al norte -con unos amigos-, fui a sacar papas (patatas) antes que las máquinas volvieran a romper la tierra para una nueva siembra.
Fue un acto gozoso y amigable.
Luego las disfrutamos en un cremoso puré alrededor de la mesa familiar.
Ruego a Dios que dé prosperidad a aquellos campos y nunca falte este sagrado principio de dejar el rebusque al que lo necesite.
Si alguien consulta a espiritistas y a brujos se vuelve infiel a mí.
Entonces yo me pondré en su contra y lo separaré de la comunidad.
Levítico 20:6 PDT
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Nigromantes, hechiceros, espiritistas, médiums, videntes, adivinos, taumaturgos, augures, tarotistas, magos, etc., ha habido desde siempre.
La ambición desmedida de algunos atará a los débiles e inquietos corazones con lazos cada vez más difíciles de romper.
El mundo espiritual es misterioso y habrá siempre aquellos que dirán lo que un alma inquieta necesita para dormir en paz. Por supuesto, por una “módica suma” que puede transformarse en una dependencia insana y perturbadora.
Lo peor es que algunos cristianos confunden los roles de pastores, profetas o maestros solicitando determinados consejos que más se acercan a la adivinación para conocer el futuro que para comprender la voluntad de Dios.
Y tú, ¿todavía lees el horóscopo diario?
Engañadores y engañados, un vínculo lamentable donde habrá daños colaterales evidentes.
El Señor es drástico en la prohibición de estas prácticas porque te alejarán de Él cada vez más y minarán tu confianza en el poder del Creador.
Por eso les digo: Ninguno de ustedes deberá comer sangre ni tampoco deberá comerla el extranjero que viva entre ustedes.
Levítico 17:12 NVI
* Sangre:
Del lat. sanguis, -ĭnis.
1. f. Líquido, generalmente de color rojo, que circula por las arterias y venas del cuerpo de los animales, se compone de una parte líquida o plasma y de células en suspensión: hematíes, leucocitos y plaquetas, y cuya función es distribuir oxígeno, nutrientes y otras sustancias a las células del organismo, y recoger de estas los productos de desecho.
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Hay 369 acepciones respecto a la sangre en nuestra Reina Valera 1960.
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Ñachi.
1. m. Ch. Guiso preparado con sangre cruda y coagulada de animal y hierbas, aliñada con condimentos picantes y sal; se sirve en trozos. (ñache; ñiachi).
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Aquel paseo de curso terminó mal.
Mis compañeros carnearon un pequeño cordero para asar.
Colocaron una fuente para recibir la sangre y la aliñaron.
Luego la repartieron.
A mi negativa uno quiso ser gracioso y me colocó una cucharada enfrente mientras se burlaba. Otros corearon, fue un momento vergonzoso y raro ver la sangre que temblaba en la cuchara.
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En el primer Concilio, la iglesia dice esto: "deben abstenerse de comer alimentos ofrecidos a ídolos, de consumir sangre o la carne de animales estrangulados"
»Esta es la ley respecto a cualquier tipo de infección cutánea: de tiña o de moho, ya sea en la ropa o en una casa; de inflamación, erupción o mancha blancuzca, para así poder enseñar al pueblo cuándo algo es puro o impuro».
Levítico 14:54-57 NVI
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Durante la pandemia del covid-19 que afectó a gran parte del mundo, hubo leyes de diversa índole para exterminar la plaga o minimizar sus efectos.
Sin embargo murieron muchas personas; por la infección o por otras patologías que no pudieron ser atendidas dado el colapso del sistema sanitario.
Estuvimos largos meses aislados, sin poder salir de casa o viajar como lo habíamos hecho siempre. Muchos no estuvieron de acuerdo con las estrictas medidas que restringieron nuestras libertades.
En estos capítulos del Levítico se nos muestra una serie de medidas tan draconianas como las que vivimos. Solo así pudo sobrevivir un pueblo en medio del árido desierto, sin los avances médicos ni tecnológicos que gozamos hoy.
Al escuchar esta audiolectura deberemos ubicarnos en el contexto de una sociedad y un ambiente muy distinto al nuestro.
Una lectura entrelineas nos proyecta al principio universal de pureza que el Señor patrocina para sus hijos como una forma de vida sana y longeva.
«Ni tú ni tus hijos deben beber vino ni bebidas fermentadas cuando entren en la Tienda de reunión, pues de lo contrario morirán.
Este es un estatuto perpetuo para tus descendientes, para que puedan distinguir entre lo santo y lo profano, y entre lo puro y lo impuro, y puedan también enseñar a los israelitas todos los estatutos que el Señor les ha dado a conocer por medio de Moisés».
Levítico 10:9-11
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Uno de los grandes temas del pueblo evangélico chileno es "beber o no beber" líquidos embriagantes.
Unos abogan por la moderación, otros la abstinencia total, considerando las altas tasas de alcoholismo de nuestro país.
Hemos conversado este tema antes; hoy nos remitiremos a tres indicaciones que son prácticas en el servicio al Señor y aun en estos tiempos deberíamos considerar.
Realizar el servicio al Señor sin ingerir alcohol es necesario para:
1.- Distinguir entre lo santo y lo profano.
2.- Discernir entre lo puro y lo impuro.
3.- Que la enseñanza de la Palabra sea clara y comprensible.
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Tal vez algunos argumenten que estas indicaciones son para los sacerdotes israelitas y que estamos "bajo la gracia", y todo eso.
Convengamos que cualquier grado de embriaguez puede afectar la ecuanimidad de una persona, más aún si ministra delante de Dios.
«Supongamos que uno de ustedes peca contra su socio y es infiel al SEÑOR.
Supongamos que comete una estafa en un trato que involucra un depósito en garantía, o roba, o comete fraude, o encuentra un objeto perdido y luego niega haberlo encontrado, o miente después de haber jurado decir la verdad, o comete cualquier otro pecado como estos.
Si has pecado en cualquiera de estas formas, eres culpable.
Debes devolver lo que robaste, o el dinero que tomaste mediante la extorsión, o el depósito recibido en garantía, o el objeto perdido que encontraste, o cualquier cosa que hayas obtenido por jurar en falso.
Deberás hacer una restitución total a la persona perjudicada más un veinte por ciento adicional.
Levítico 6:1-5 NTV
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Restituir
Del lat. restituĕre.
RAE
1. tr. Volver algo a quien lo tenía antes.
2. tr. Restablecer o poner algo en el estado que antes tenía.
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Los tratos humanos están regulados en un equilibrio que no debería romperse.
Las antiguas leyes éticas de tratos comerciales están tan vigentes hoy como en el tiempo de Moisés.
Con estupor se observan fraudes y toda clase de delitos sin que el sistema de justicia pueda restablecer los equilibrios en una sociedad cada vez más ambiciosa e insaciable.
Cuando el Señor Jesús llega a casa de Zaqueo –un cobrador de impuestos para Roma-, este exclama: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.
Los traductores griegos de la Biblia lo llamaron por primera vez Levítico porque en su mayor parte está dedicado a los sacrificios y otras leyes rituales prescritas para los sacerdotes de la tribu de Leví.
Contiene las leyes que tiene que ver con el culto, las leyes morales y las normas de la sociedad.
(Diccionario teológico)
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Ley
(RAE)
Del lat. lex, legis.
1. f. Regla fija a la que está sometido un fenómeno de la naturaleza.
2. f. Cada una de las relaciones existentes entre los diversos elementos que intervienen en un fenómeno.
3. f. Precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.
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Hace algunos años viví en un villorrio denominado "pueblo sin ley".
Ese fue solo un rumor que alguien despechado echó a rodar. Era un lugar de lo más pacífico, con sus propias leyes comunitarias que permitían una convivencia pacífica, sin delitos o violencia.
Cada nación, cada ciudad, incluso cada persona tiene leyes que le proveen un marco jurídico, social, personal.
Eso es este libro que iniciamos hoy.
Indicaciones legales, sanitarias, espirituales, de tal manera que un pueblo aprenda a convivir en armonía en un lugar inhóspito y poco amable como es un desierto.
El Señor llamó a Moisés desde la tienda del encuentro, y le dijo lo siguiente: