Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar.
Por eso oró a Dios y le hizo esta promesa:
«Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora.
Mira lo triste que estoy.
Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí.
Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida.
Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello».
1 Samuel 1:10-11 TLA
Un dicho describe esta situación:
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Un dicho describe esta situación:
"a grandes problemas, grandes soluciones".
Una mujer sin hijos en aquella sociedad era digna de conmiseración.
Años de humillación y burlas.
La esterilidad un castigo divino.
Hasta que tocas fondo ¿no?
Ahí es cuando te levantas porque no tienes nada que perder; te levantas y enfrentas la situación, sea lo que Dios quiera.
Enfrentar las carencias propias requiere más fe y decisión de lo habitual.
Todo puede suceder si una oración desesperada toca el oído del Dios Todopoderoso.
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Esta es una maravillosa historia del amor de una madre y el notable hijo "hacedor de reyes" le llamó alguien.
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Audiolectura hoy:
Libro primero de Samuel, cap. 1
Libro primero de Samuel, cap. 1
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Ilustración, detalle de pintura de Sassoferrato, ver aquí:
https://en.wikipedia.org/wiki/