jueves, 20 de abril de 2023

Las despedidas.


Cuando regresamos al barco al final de esa semana, toda la congregación, incluidos las mujeres y los niños, salieron de la ciudad y nos acompañaron a la orilla del mar. 
Allí nos arrodillamos, oramos y nos despedimos. 
Luego abordamos el barco y ellos volvieron a casa. 
Hechos 21:4-6  NTV  
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No me gustan las despedidas largas. 
Tienen ese aire de tristeza y de pérdida por la incertidumbre de no saber si los seres queridos se volverán a encontrar.
Esta es una despedida como deberían ser todas, sin prisa y con oración.

Toda la congregación unida camina hacia la playa. 
Ver el barco alejarse desde tierra, ver desde el barco como se alejan regreso a casa me produce una serie de preguntas.
¿Qué oraron en aquella playa?
El cronista Lucas no nos muestra la intimidad.
¿Lloraron?
¿Dieron gracias?
¿Los encomendaron a la protección del Señor?

Pienso que todos hemos pasado por esa playa, una estación de tren, un aeropuerto, un terminal de buses. El que se queda alza la mano con la esperanza de volver a encontrarse con ese ser querido. 

La vida es una constante pérdida. 
Dios crea una renovación de aquello que nos abandona o se nos escapa;  para llenar algo hay que vaciarlo. 
Aprender a despedirse sin pena es una tarea pendiente.
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Ilustración: Pintura de:

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