Escucha a tu padre, que te dio la vida,
y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
Adquiere la verdad y nunca la vendas;
consigue también sabiduría, disciplina y buen juicio.
El padre de hijos justos tiene motivos para alegrarse.
¡Qué satisfacción es tener hijos sabios!
¡Por eso, alegra a tu padre y a tu madre!
Que sea feliz la que te dio a luz.
Proverbios 23:22-25 (NTV)
He visto la bondad de Dios en la vida de padres y madres que en su ancianidad reciben el amor, cuidado y respeto de sus hijas, hijos, nietos.
También he visto mujeres absolutamente solas que organizan onces gratuitas, juegos de azar u otras actividades en sus casas para tener una breve compañía y no morir de soledad.
No hay una receta precisa para una vejez feliz y saludable; pero de algo estoy segura, a los devotos de Dios les irá bien, disfrutarán aún en sus años de madurez, tengan muchos, pocos o ningún hijo.
Tal vez la receta infalible es amar a Dios sobre todo y dejar que la vida fluya en sus manos eternas.
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Un poco de humor, gracias Nik:
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