«Cuando estaba sufriendo,
tú, mi Dios, me ayudaste.
Cuando estaba casi muerto,
pedí ayuda y me la diste.
»Me arrojaste a lo más hondo del mar.
Sólo agua veía yo por todos lados;
grandes olas cruzaban sobre mí.
»Llegué a pensar que ya no me querías,
que no volvería a entrar en tu templo.
»Me había hundido por completo.
El mar me cubría todo,
y las algas se enredaban en mi cabeza.
»Creí que ya nunca saldría del fondo del mar.
Pero tú, Dios mío,
me salvaste la vida.
»Cuando ya estaba sin fuerzas,
me acordé de ti, y oré.
Mi oración llegó hasta tu santuario.
Jonás 2:1-7 TLA
*
Si alguien de ustedes ha estado en ese borde sabrá lo que sintió el profeta Jonás.
En la oscuridad del vientre, empapado de ese sinuoso estómago, en el extremo de sus fuerzas, ahí no pierde la esperanza...y ora.
Ruega.
Declara su fe.
Pide clemencia.
Una oración desesperada con resultados positivos.
Espero no llegar a ese límite para elevar mi oración de cada día.
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Audiolectura de hoy, el libro del profeta Jonás
Traducción Lenguaje Actual
https://www.youtube.com/watch?v=WJQnR3FifXw&t=41s