sábado, 14 de octubre de 2023

Una poderosa oración.

Entonces Jacob se puso a orar: 
«Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, 
que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis parientes, 
y que me harías prosperar: 
realmente yo, tu siervo, 

no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. 

Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; 
pero ahora he llegado a formar dos campamentos. 
¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, 
pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! 

Tú mismo afirmaste que me harías prosperar 
y que mis descendientes serían tan numerosos 
como la arena del mar, que no se puede contar».
Génesis 32:9-12 NVI
*
El joven que salió huyendo de su hogar, regresa a enfrentar su pasado.
Los más de veinte años transcurridos no borran el temor.

Cuando el miedo acecha el alma, lo mejor es orar ¿no crees?

Hay situaciones y sentimientos que no dependen de nuestros buenos deseos o de lo que esperamos que suceda; todo depende de la voluntad y la gracia de Dios. 
¿Qué resultado tuvo la oración de Jacob?
Absolutamente positivo, salvó su vida, la de su familia y, más aún, el Señor le visitó para animarle. 
¿No te parece extraordinario?
Una conversación honesta con Dios siempre dará la paz necesaria en toda incertidumbre.
*
Audiolectura hoy: Génesis cap. 32 NVI






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