En cuanto dijeron al rey David que por causa del arca el Señor había bendecido a la familia de Obed Edom y toda su hacienda, David fue a la casa de Obed Edom y, en medio de gran algarabía, trasladó el arca de Dios a la Ciudad de David.
2 Samuel 6:12
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Si el tabernáculo era el centro de la vida de fe del pueblo, el arca era el corazón desde donde se movía el poder de Dios.
No solo poder para grandes hazañas, sino para vivir cada día en una tierra en permanente cambio.
El arca simboliza su historia, las promesas, los pactos, la preservación de una nación a través de las edades, la presencia palpable del Creador donde ellos estén.
El libro de Hebreos nos detalla para cada creyente de hoy un mejor camino:
“Pero nuestro Sumo Sacerdote ha recibido un ministerio mucho mejor, pues es mediador de un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas.”