—Has actuado mejor que yo —continuó Saúl—. Me has devuelto bien por mal.
Hoy me has hecho reconocer lo bien que me has tratado, pues el Señor me entregó en tus manos y no me mataste.
¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida?
¡Que el Señor te recompense por lo bien que me has tratado hoy!
Ahora caigo en cuenta de que tú serás el rey y de que consolidarás el reino de Israel.
Júrame entonces, por el Señor, que no exterminarás mi descendencia ni borrarás el nombre de mi familia.
1 Samuel 24:17-22 NVI
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Tener un enemigo de por si ya es malo.
Tener un enemigo que quiera matarte, peor.
Tener un enemigo con todo el poder, es mejor salir arrancando.
Exactamente es lo que hizo David por años. Se movía de un lugar a otro huyendo de la persecución de rey Saúl.
En esa época escribió diversos salmos pidiendo ayuda a Dios.
Y el Señor le responde cumpliendo todas y cada una de sus promesas.
"Desde lo alto el Señor me tendió la mano
y me rescató de las aguas tumultuosas,
¡me libró de los poderosos enemigos
que me odiaban y eran más fuertes que yo!
Me atacaron en el día de mi desgracia,
pero el Señor me dio su apoyo:
me llevó a un terreno espacioso,
y me salvó,
porque se agradó de mí."
Salmos 18:16-19 RVC
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Audiolectura de hoy:
1 Samuel capítulos 21-24 NVI
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