y las escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.
Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo;
tampoco dirá nadie a su hermano:
“¡Conoce al Señor!”,
porque todos,
desde el más pequeño hasta el más grande,
me conocerán».
Hebreos 8:10-11 NVI
*
Mi amiga M. buscó una abogada como intermediaria para su divorcio. Hubo conversaciones previas entre las partes.
Terminaron en una larga y costosa disputa.
¿Por qué las personas se obcecan tanto?
¿Es el ego superlativo?
¿Es un sentido de justicia?
¿Es ese animal interior que no quiere ceder a ningún costo?
Años de convivencia terminaron en separación irreconciliable.
Ambos perdieron su dignidad –y algo más- en el proceso.
Una historia conocida ¿no te parece?
Y triste.
Muchas heridas; quién sabe cuánto tiempo demorarán en cicatrizar.
Los intermediarios tienen las mejores intenciones pero en muchos casos resultan ineficaces.
Por esa razón el Señor quiere asegurarse que haya entre Él y tú una relación estrecha de amistad y confianza. Él habla a la mente y al corazón y comunica sus deseos; ahí comprenderás la grandiosa experiencia que tu Creador te hable sin mediadores humanos.
Solo Cristo puede y es el mejor interlocutor.
¿No es inexplicable y extraordinario?
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Audiolectura de hoy:
Hebreos cap. 8