lunes, 17 de julio de 2023

La belleza del vaso no estorba la limpidez.

En cualquier hogar grande, no solo hay vasos de oro y plata, sino también de madera y loza. 
Algunos se usan para los propósitos más elevados y otros para usos comunes. 
Si un hombre se mantiene limpio de las contaminaciones del mal, será un vaso usado para propósitos honorables, limpio y útil para el uso del dueño de la casa, todo listo, de hecho, para cualquier proyecto bueno.
2 Timoteo 2:20-21 Phillips
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He asistido a muchas bodas.
Unas fastuosas, otras sencillas.

Todas tienen esto en común: las copas son escogidas, hermosas y limpias.

A ninguno se le ocurriría servir el champán del brindis en un vaso sucio o roto ¿verdad?

Esta analogía del apóstol Pablo nos habla de la limpieza y además de la belleza.
Aparte de la forma -más o menos bella- que varía en cada país u ocasión, lo primordial es la limpieza del contenedor. 

Así, un vaso sencillo y limpio dará agua a un caminante sediento;  así una copa finamente tallada podrá contener un buen vino en la mesa de un rey.
La limpieza cumple el propósito del vaso.
La belleza no es incompatible con la limpidez
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Audiolectura de hoy: 2 Timoteo cap. 2






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