El Señor Poderoso afirmará la casa de una viuda
de tal manera que permanezca incólume:
al contrario,
si una persona es soberbia
su propia altivez le destruirá.
Proverbios 15:25 (paráfrasis)
Perder siempre es un golpe.
Más si es un esposo querido.
Y más aún cuando ese cónyuge es el proveedor fundamental del hogar.
La Sra. María tenía un esposo afectuoso y tres hijos.
De común acuerdo distribuyeron los roles del hogar, él trabajaría a tiempo completo, ella administraría los asuntos domésticos.
Eran felices, los niños crecían bien, ella asistía a su grupo cristiano, ni una nube nublaba el sol de aquel verano.
Un día, como hombre precavido, se subió al techo para reparar unas goteras antes de la llegada de las lluvias. La mala fortuna se dejó caer en un instante, rodó por el techo y se golpeó quedando con un TEC cerrado. En un momento llegó la viudez para la Sra. María; tres hijos que alimentar y ninguna idea de cómo hacerlo.
Los primeros días hubo ayuda comunitaria. Pasado un tiempo vino a mi casa para tomar un té. Conversamos.
Constaté que ni siquiera sabía el valor del dinero, no tenía ninguna idea de cómo viajar a la ciudad en un bus o hacer una transacción bancaria. Con sacrificio aprendió a trabajar en el mismo oficio de su esposo, repartir periódicos todos los días (eran tiempos sin Internet); aprendió el amor de nuestra comunidad, el valor de los lazos de amistad y el apoyo de clientes fieles.
Volvió a sonreír, alimentó sus hijos e hizo de madre y padre para ellos.
Una viuda en Israel (lo impresionante es que sucede también hoy) quedaba en la indefensión total si no tenía parientes o redes de apoyo.
Pero Dios, que prevé toda situación, dio órdenes estrictas a la nación, de protección y derecho de las desamparadas, junto a los huérfanos y los extranjeros.
Dios tiene una particular mirada de justicia para ellas.
Es interesante cómo el escritor nos da vívidos contrastes entre la humildad y la soberbia, el justo-injusto, el camino hacia arriba o hacia abajo; una forma de mostrarnos la mejor manera de vivir una buena vida.
Te dejo unos pasajes de las Escrituras donde abunda el tema (por si te interesa)..
(Éxodo 22.12s; Deuteronomio 14.29; 16.11, 14; 24.17,
Job 24.3; Isaías 1.23; 10.2, Salmos 68.5; 146.9; Proverbios 15.25; Jeremías 49.11, Santiago 1.27).
Que tengas paz en el alma.
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