si te alejas de la persona chismosa
terminarán las peleas.
Proverbios 26: 20 (paráfrasis)
En el lejano Sur de mi infancia el brasero era una institución.
Todo sucedía alrededor de las brasas encendidas, el mate, la leche caliente, la tetera sobre la parrilla invitando a un café o los cuentos en las noches que luego no nos dejaban dormir.
La leña o el carbón eran elementos que jamás debían faltar para un buen fuego.
Con los años se inventaron las estufas con gas licuado o kerone, más asépticas y funcionales.
El proverbista nos inspira a pensar en ese calor nefasto que, contrario a la bondad del fuego hogareño, amenaza amistades, en oficinas, en iglesias, en los hogares quemando lo que encuentra a su paso, el chisme; tan peligroso como un brasero ardiente o una estufa inflamada, capaz de provocar los peores desastres.
El chisme –como brasero y leña- tiene componentes fundamentales, una boca inquisitiva y un oído atento. Ambos están atados a un desatino que se aviva con uno de los dos componentes.
Sin oído atento a la murmuración cesará el mal; sin una voz confidencial, ese fuego será como un brasero de una época lejana.
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La noticia del día:
Los hombres de Cachemira venden sus productos en el mercado flotante de verduras en el lago Dal en Srinagar. Foto AP / Dar Yasin