Tres cosas impiden que prosperes:
Vivir de fiesta en fiesta,
amar las bebidas espirituosas
y gastar en una vida de lujos.
Proverbios 21:17 (paráfrasis)
Hannah Arendt viajó a Jerusalén para reportear el juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann. Como la mayor parte de las personas, esperaba encontrar un villano de máxima categoría. Sin embargo, allí estaba aquel hombre nada de dramático ni tormentoso. No tenía grandes motivos malignos, solo aducía que no había hecho otra cosa que recibir órdenes, como si no pensara en el mal causado.
Arendt escribió su libro de 1971 La vida de la mente (o del espíritu en español), como una respuesta a este fenómeno alarmante.
Reflexiona sobre una posibilidad preocupante: ¿qué pasaría si, en una época de avances tan asombrosos, de alguna manera nos hubiéramos olvidado de lo que realmente significa pensar?
Observando las pequeñas acciones humanas podemos meditar que cada vez nuestro pensamiento es más frívolo y temporal. Por ejemplo, las múltiples respuestas a la pregunta que hicimos anteriormente
¿qué hiciste con tu 10 %?
Unos se lo comieron, bailaron y fueron de vacaciones en medio de un inminente peligro de covid-19, compraron deliciosos vinos o bebidas espirituosas que de otra manera no podrían; perfumes de marcas top, comidas gourmet por delivery, Uber para todos lados, en fin, hasta dónde durara.
Algunos arreglaron sus casas, repararon techos para abrigar el invierno, muebles más cómodos, una pantalla moderna, un plan de Netflix o Amazon que les permitiera liberarse de los canales locales.
Una amiga puso su fondo en la “cuenta dos”, “lo utilizaré –me dice- cuando lo necesite; mientras tanto dejaré que crezca."
Cada persona gastó, invirtió o ahorró su dinero de la manera que pensó era la mejor.
Algunos ni siquiera pensaron que alguna vez –en no taaaaantos años- serán ancianos sin un fondo al que recurrir, eso se verá cuando lleguemos ahí, dicen, si llegamos.
No puedo juzgar lo que se hace con el bolsillo ajeno.
Una cuestión sí me motiva, invertir en conocimiento, en sabiduría de la Palabra, en espiritualidad, en ejercicios mentales, en comprensión del mundo, en devoción a Dios, o sea, en intangibles que –creo- rentan mejor que una AFP.
Con mucha razón el apóstol Pablo nos invita:
“Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.” (Filipenses 4:8 NTV)
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Si deseas leer a Hanna Arent, su libro en PDF:
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