Hacer una performance
para presentar ofrendas a Dios
es detestable,
es pura y evidente hipocresía.
Proverbios 21:27
La religiosidad a menudo da buenos resultados.
Una persona parece respetable, es apreciada en la comunidad, logra simpatías.
Todo bien en la superficie.
La Sra. Juana hablaba “de la cintura para abajo”.
Manejaba un camión en aquel mundo de hombres rudos donde crecí.
Se acostumbró al lenguaje fuerte y soez sin pizca de fémina, aunque tenía marido e hijos.
Todas las semanas –sagradamente- enviaba uno de sus empleados con un gran ramo de flores para nuestro templo.
Ella jamás pisó el lugar.
Yo era muy niña para comprender el corazón humano, menos podía entender las acciones que mueven a las personas hacia la religiosidad sin un compromiso interno, o si ella lo tenía no se supo.
Una y otra vez el Señor se queja por medio de los profetas de su pueblo “Dios les advierte: “¿Por qué me traen tantos animales para presentarlos en mi altar? ¡Ya estoy harto de esas ofrendas; me da asco ver tanta sangre de toros, carneros y cabritos!.” Isaías 1:11 (PDT)
El Señor Jesús lo explicita en el N. T. : “y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.” Marcos 12:33.
¿Significa que deberíamos terminar con nuestras ofrendas?
Sin duda es mucho más profundo que el simple acto de dar lo que sea. El texto nos provee un ordenamiento de prioridades y motivaciones para hacerlo.
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La palabra del día: Performance.
Es una palabra de origen Inglés que significa actuación, realización, representación, interpretación, hecho, logro o rendimiento.
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La noticia del día:
Vista aérea de un campo de tulipanes, Alemania. (AFP)
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