Eclesiastés 3:22 PDT
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Futuro.
Del lat. futūrus.
1. adj. Que está por venir y ha de suceder con el tiempo.
3. m. Tiempo que vendrá.
4. m. Econ. Valor o mercancía cuya entrega se pacta para después de un cierto plazo, pero cuyo precio queda fijado al concertar la operación.
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Desde que llegué a ese barrio sentí curiosidad por mi vecina de enfrente.
Casi todos los días había dos o tres autos diferentes estacionados en su puerta.
Era una chica de edad mediana, pelo teñido muy claro y sonrisa fácil.
La explicación era sencilla. Trabajaba como vidente, adivina, consejera y todo ese amplio rubro futurista.
Por esos años (las personas pueden creer hasta en “la inmortalidad del cangrejo”) las adivinas eran respetadas y temidas.
Con la modernidad ha venido la suspicacia hasta para ese oficio. Aun así todos (o casi) desean saber qué les depara el futuro. Proliferan los analistas políticos, financieros, gurús de índole diversa que han venido a tomar el lugar de los antiguos nigromantes.
La incertidumbre es la misma.
La ley del pueblo de Dios tenía una cláusula que no se demoraron en romper: “Porque estos gentiles que has de heredar, a agoreros y hechiceros oyen; pero a ti, no así te ha permitido el SEÑOR tu Dios.”
Deuteronomio 18:14.
¿Qué se puede decir del futuro?
Una cosa podemos deducir sin tener título en sociología: tu pasado es tu presente.
Lo que haces hoy definirá el futuro así como las decisiones que tomaste antes te han traído hasta aquí.
Sin duda hay variables que modificarán lo planeado; sin embargo el Señor siempre está ahí para que sus propósitos no sean frustrados.
El salmista lo afirma: "En tu mano están mis tiempos". Salmos 31:15
Eso es suficiente para vivir en paz.
¿O no?
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En Contexto:
El futuro del comercio electrónico.
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