domingo, 1 de noviembre de 2020

Prisioneros de esperanza.

Cuando lo que esperamos demora mucho tiempo 
 se deprime el corazón. 
Pero cuando aquello que anhelamos se hace realidad, 
la alegría florece como un árbol de vida. 

Proverbios 13:12 (paráfrasis) 

Un amigo perdió a su madre a los 8 años de edad. El padre no supo qué hacer con los tres hijos. Uno a uno los llevó de la mano a un orfanato. 
“Estuve  sentado en el jardín hasta el anochecer, esperando que volviera pero él nunca regreso”, contaba. 
Por años tuvo la esperanza de volver a verlo, cuando salió del refugio supo que su padre había fallecido. Buscó a sus hermanos y empezaron una nueva vida. 

Siempre tenemos esperanzas. 
 Como nos define tan certeramente el profeta “prisioneros de esperanza”
La vida sería una cruel travesía si careciéramos de esta cualidad que Dios ha puesto en el corazón humano, tal vez ni siquiera podríamos vivir sin ella.
Te regalo este poema para levantar el corazón mientras esperamos que Él regrese.

Esperanza 
Cuando la tormenta pase 
Y se amansen los caminos 
y seamos sobrevivientes 
de un naufragio colectivo. 
Con el corazón lloroso 
y el destino bendecido 
nos sentiremos dichosos 
tan sólo por estar vivos. 
Y le daremos un abrazo 
al primer desconocido 
y alabaremos la suerte 
de conservar un amigo. 
Y entonces recordaremos 
todo aquello que perdimos 
y de una vez aprenderemos 
todo lo que no aprendimos. 
Ya no tendremos envidia 
pues todos habrán sufrido. 
Ya no tendremos desidia 
Seremos más compasivos. 
Valdrá más lo que es de todos 
Que lo jamas conseguido 
Seremos más generosos 
Y mucho más comprometidos 
Entenderemos lo frágil 
que significa estar vivos 
Sudaremos empatía 
por quien está y quien se ha ido. 
Extrañaremos al viejo 
que pedía un peso en el mercado, 
que no supimos su nombre 
y siempre estuvo a tu lado. 
Y quizás el viejo pobre 
era tu Dios disfrazado. 
Nunca preguntaste el nombre 
porque estabas apurado. 
Y todo será un milagro 
Y todo será un legado 
Y se respetará la vida, 
la vida que hemos ganado. 
Cuando la tormenta pase 
te pido Dios, apenado, 
que nos devuelvas mejores, 
como nos habías soñado. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario