se deprime el corazón.
Pero cuando aquello que anhelamos se hace realidad,
la alegría florece como un árbol de vida.
Proverbios 13:12 (paráfrasis)
Un amigo perdió a su madre a los 8 años de edad. El padre no supo qué hacer con los tres hijos. Uno a uno los llevó de la mano a un orfanato.
“Estuve sentado en el jardín hasta el anochecer, esperando que volviera pero él nunca regreso”, contaba.
Por años tuvo la esperanza de volver a verlo, cuando salió del refugio supo que su padre había fallecido.
Buscó a sus hermanos y empezaron una nueva vida.
Siempre tenemos esperanzas.
Como nos define tan certeramente el profeta “prisioneros de esperanza”.
La vida sería una cruel travesía si careciéramos de esta cualidad que Dios ha puesto en el corazón humano, tal vez ni siquiera podríamos vivir sin ella.
Te regalo este poema para levantar el corazón mientras esperamos que Él regrese.
Esperanza
Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamas conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
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