"Camposanto, y no campo santo, es la grafía recomendada por la Ortografía de la lengua española.
El sustantivo camposanto es sinónimo de cementerio y, de acuerdo con la última Ortografía académica, su escritura en dos palabras (campo santo) resulta «desaconsejable, por su poco empleo".
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El sonido penetrante de la mandolina se complementa con la suavidad de la guitarra acústica y las voces en perfecta armonía.
Llegada al camposanto en pleno otoño, sol cálido, brisa fresca, camino de avenida sombreada.
Llegada al camposanto en pleno otoño, sol cálido, brisa fresca, camino de avenida sombreada.
Lentamente avanzamos detrás del féretro, guiados por canciones tradicionales de un funeral evangélico.
Sin timidez cantamos como si los habitantes del lugar tuvieran aun su oído afinado, o como si las notas musicales pudieran consolar a los deudos, aunque sabemos que solo hay un consuelo, el soplo del Espíritu.
Te comparto las palabras del predicador:
“Sepultación fácil, sepultar a un hermano y expresar un pequeño sermón no es complicado, más bien es un agrado, hay momentos que uno se encuentra muy complicado con personas que no fueron cristianas y uno no sabe qué decir, qué expresar, ufff, muy difícil.
Por otro lado, las personas occidentales creen que la vida, la existencia para una persona termina aquí, en un cajón, pero un oriental entiende que la vida comienza aquí, y por si no lo sabemos la Biblia es oriental.
Jesús expreso lo siguiente, “el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”
(Jn. 12:25)
Se postula que la muerte no es el fin, sino la sala donde nos vestimos de inmortalidad.
Antes de la fundación del mundo, Dios dijo, y es parte de su propósito eterno, su plan master, “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;”
Somos los únicos seres en el universo con estas características, ni los ángeles, arcángeles, querubines, serafines, nadie en el universo es como nosotros, en imagen y semejanza.
Somos imperecederos, nuestra vida no termina en un cajón, en un camposanto.
Nosotros estamos compuestos de espíritu, alma y cuerpo y espíritu.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 5:23
“...y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.
Eclesiastés 12:7
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Escritor invitado: Pr. Antonio Escobar.
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En contexto:
Del camposanto al cementerio civil, la ley en Chile.
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