Y del trono salió una voz que dijo:
«Alaben a nuestro Dios
todos sus siervos
y todos los que le temen,
desde el más insignificante hasta el más importante».
Entonces volví a oír algo
que parecía el grito de una inmensa multitud
o el rugido de enormes olas del mar
o el estruendo de un potente trueno,
que decían:
«¡Alabado sea el Señor!
Pues el Señor nuestro Dios,
el Todopoderoso, reina.
Alegrémonos
y llenémonos de gozo y démosle honor a él,
porque el tiempo ha llegado ...
Apocalipsis 19:5-8 NTV
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