domingo, 13 de noviembre de 2022

La peligrosa avaricia.

También les dijo: 
«Manténganse atentos y cuídense de toda avaricia, porque la vida del hombre no depende de los muchos bienes que posea.»
Lucas 12:15 RVC 
*
Avaricia 
 Del lat. avaritia. 
1. f. Afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. 
*
Joven, bella y millonaria. 
¿Se puede pedir algo más? 
¡Ah, sí!, libertad. 
Porque estará confinada por algunos años si el fallo de la corte la condena. 
Una larga cuarentena sin covid-19. 
Ya un visionario ha realizado una miniserie con su historia. 
Venden más las hazañas de delincuentes que las de un virtuoso, qué duda cabe. 

La avaricia con sus hermanas ambición y codicia dominan el mundo de las altas finanzas, las artes, la política y a veces –oh, tristeza- la iglesia. 


La historia es esta: 
A los 19 años fundó una empresa que –según muchos que le creyeron- revolucionaría la tecnología de los exámenes de diagnóstico.
Hubo inversionistas de las altas esferas, a los 30 años era multimillonaria solo por su poder de convicción. Sin embargo, su imperio se derrumbó cuando el diario The Wall Street Journal publicó un informe que sostenía que Elizabeth Holmes podría haber engañado a sus colaboradores. 

No es un caso aislado o sorprendente de qué tan lejos puede llevar el amor a las riquezas.
El Señor da una  advertencia que más vale tomar en serio.

La ilustración:
 El óleo 'El cambista y su mujer' (1538), de Marinus van Reymerswale, en el Museo del Prado. 

En Contexto: 
“Mi padre, como autor dramático, suponía que cada persona es víctima de una pasión, necesariamente; si no el amor, el odio; si no el odio, la envidia; si no, la cólera; si no, la avaricia. 
Concebía a los hombres como muñecos de una pieza con un solo resorte, y los dividía en nobles, indiferentes y viles, según la pasión dominante.” 

Ramón Pérez de Ayala - Belarmino y Apolonio




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