El ser humano sabe domar y,
en efecto,
ha domado toda clase de fieras,
de aves,
reptiles
y bestias marinas;
pero nadie puede domar la lengua.
Es un mal irrefrenable,
lleno de veneno mortal.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas,
creadas a imagen de Dios.
De una misma boca salen
bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
Santiago 3:7-10 NVI
*
Hasta ahora el libro de Santiago nos lleva a profundas reflexiones de cómo se vive en un mundo lleno de contradicciones. En público se bendice a Dios;
en privado se habla mal del prójimo.
Las redes sociales contribuyen a levantar o hundir la imagen de cualquiera.
En un mundo donde las palabras se viralizan necesitamos reconocer que nuestro mayor desafío no es la tecnología que se nos ofrece como herramienta comunicacional, sino controlar nuestro discurso interno.
La lengua revela quién es quién, más allá de las buenas y piadosas intenciones.
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