Santiago escribió una carta de cinco capítulos, hoy escuchamos el primero.
Santiago, una persona que creció con Jesús, y que tal vez tuvo dudas al observar el ministerio de su hermano (Juan 7:5), para luego experimentar una transformación.
La fe es un proceso, habitualmente necesita tiempo.
Su decisión de identificarse como "siervo" en lugar de "hermano" refleja madurez y crecimiento espiritual. Santiago guarda una distancia respetuosa llamándolo "Señor".
En esta introducción nos muestra sus lectores, hermanos dispersos que han perdido su hogar y habitan como extranjeros en el mundo.
Todos ellos (al igual que nosotros) necesitaban palabras de ánimo y consuelo, aparte de la corrección para vivir mejor.
Te invito a oír con atención y meditar en la sabiduría profunda de esta carta.
¿Qué es aquello que no se puede comprar con dinero?
¿Por qué amar algo voluble y maleable como una cuenta bancaria o un puñado de billetes?
No se ama una herramienta.
Si tienes dinero, qué bien.
Hay en el mercado muchas oportunidades de inversiones más o menos seguras, más o menos riesgosas. Hay sabiduría en invertir (y gastar) de manera adecuada.
Sin embargo, el amor a Dios y al prójimo es un valor superior que podemos cultivar, por sobre las finanzas temporales. Y sin duda obtendremos mejor interés.
Son declaraciones de realidades invisibles que a veces se muestran, si las sabemos ver.
En una era donde la ciencia nos muestra galaxias incontables y dimensiones que apenas comprendemos, Pablo afirma algo radical: toda esa inmensidad incomprensible tiene un rostro, Cristo.
Cristo es el motivo de los quarks, el diseñador de las supernovas, el programador del ADN.
Cristo es todo y esa revelación debería cambiar nuestras perspectiva, revolucionar nuestra vida y rendirnos en devoción a su persona.
¿Qué harás con este Cristo, Señor y dueño de todo cuanto existe, incluyéndote?
* Audiolectura de hoy: Carta de Pablo a los Colosenses, caps. 1-4 TLA