están en todo lugar,
mirando a los malos
y a los buenos.
Proverbios 15:3
Un antigua canción decía:
"Por un momento en tu presencia
por un instante de tu amor
por un destello de tu gloria
por un minuto nada mas
todo daria,
no importaria
lo que tenga que pasar
lo que tenga que esperar…”
Y lo cantamos sin dimensionar la petición, tal vez en la incomprensión que Dios está lejano, en alguna galaxia cuando es todo lo contrario, exactamente aquí y ahora.
Siempre presente.
Cuando el viajero Jacob vio en su sueño una escalera por la que bajaban y subían los ángeles, “tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.”
Para algunas personas la pretensión que Dios esté con ellos es aterradora, se sienten indignos y expuestos en todas sus fisuras.
Para otros, como la canción, es un deseo del alma, nada de miedo al escrutinio de un Dios que ama a sus criaturas.
Haya miedo o confianza, es un hecho irrefutable que Dios está siempre. Si lo reconoces, bien. Si no lo reconoces, nada cambia en su existencia eterna, su mirada sobre cada persona creando conjunciones para acercarles a Él.
Es más, el libro a los Hebreos nos amplía esa verdad: No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien rendimos cuentas.
(4:12-14)
Qué haya paz en tu alma.
Ruego por eso.
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