lunes, 8 de febrero de 2021

El placer de comprender.

Una mente obstinada 
no se deleita en la comprensión,
sino sólo le intersa exponer sus opiniones para 
autocomplacerse.

Proverbios 18:2 (paráfrasis)

Con un gesto jovial ella decía “lo que escucho me entra por aquí y me sale por acá” y se tocaba ambos oídos dando a entender que el estudio no era lo suyo. El interés en la comprensión lectora era mínimo; más le agradaba conversar de la vida cotidiana,  tomar té con galletitas y divertirse en algún juego de mesa, su favorito, carioca.  

Hay un deleite natural en el conocimiento del mundo que nos rodea; conocer,  aprender, pensar  y hacer. La curiosidad es un don de Dios que nos permite descubrir desde la vida de las hormigas hasta las constelaciones; sin curiosidad no habría ciencia y nuestra sensatez sería muy disminuida. 

Dios nos ha enriquecido con Su Palabra; hay en ella un deleite inigualable; ella nos invita a una comprensión profunda de Dios y su amor, del mundo y de nosotros mismos. 
El apóstol Pablo hace esta oración: “Por eso, desde que me enteré de la fe que ustedes han depositado en el Señor Jesús y del amor que demuestran hacia todo el pueblo santo, no he cesado de recordarlos y dar gracias a Dios por ustedes. Pido constantemente a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría y revelación, por medio de su Espíritu, para que lo conozcan mejor.” 
(Efesios 1:15-17 NBV)
Que el Señor escuche y haga realidad su Palabra en nosotros.

***

La noticia del día: Elecciones presidenciales en Ecuador.



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