domingo, 26 de septiembre de 2021

Ante Dios todas las personas son iguales, Romanos 2:11.


Mostrar favoritismo no está bien; 
hay un gran daño cuando por dinero 
no se hace justicia. 

Proverbios 28:21 (paráfrasis) 

El apóstol Pedro era un judío devoto. 
Sincero. 
Hijo de una cultura cuidadosa como guardadores de las leyes de Dios, la Torá y las tradiciones. 
De pronto su pensamiento lineal se enfrenta a una cuestión impensada, Dios le ordena dar el evangelio a un gentil (pagano, no judío Hechos 10)). 

¿No te ha pasado alguna vez? 
Dios te envía a una persona que consideras perversa; un ser humano degradado. 
Y eres motivado a hablarle de Dios, de su amor y de esperanza.

El prejuicio, la costumbre, la forma de observar el mundo te llevan a ciertas conclusiones que han moldeado tu vida; de pronto esas conclusiones se ven enfrentadas a nuevos descubrimientos, a otra revelación, un desafío a los paradigmas. 

Pedro se sintió consternado. 
“Pedro tomó la palabra, y dijo: 
—Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia.
Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.”  (Hechos capítulo 10)
***



Fotografía de:



No hay comentarios:

Publicar un comentario