domingo, 15 de noviembre de 2020

La maravillosa vida privada.


No esperes que alguien te entienda íntegramente en tus amarguras o alegrías; 
tampoco tú puedes comprender adecuadamente a otros.

 Proverbios 14:10 (paráfrasis)
 

Algunos dichos nos amplían la idea de este proverbio: 
“Solo el cuchillo conoce el corazón de la auyama (calabaza)” 
Otro: “Caras vemos corazones no sabemos” 
O  este “La procesión va por dentro”.

Una vez alguien me dijo: "Cuando estoy solo, a veces lloro". Para un latinoamericano reconocer delante de una mujer que el llanto es un refugio, es todo un gesto  de valentía. 

Todo ser humano es -en cierta medida- único, aunque tengamos un lenguaje común para pensamientos y sentimientos, la percepción dependerá de los recuerdos y vivencias previas. 
John Donne escribió  que  "nadie es una isla", refiriéndose a la importancia de nuestras acciones sociales. Pero en alguna medida interior lo somos. 
Nacemos solos y estamos  solos frente al Creador, aunque nos rodeen millones de creyentes, aunque elevemos al unísono nuestras canciones. 

Tengo un profundo respeto por las lágrimas ajenas.
Sé que aun cuando soy torpe en comprender los dolores  de otros (aun hasta los propios), el Espíritu del Dios Altísimo nos mira, nos consuela y entiende la vertiginosidad de nuestro interior.
"Pero si alguien ama a Dios, tal persona es conocida por él." (1 Corintios 8:3)



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