lunes, 7 de diciembre de 2020

Dios, que todo lo ve.

 
El Señor reprueba el estilo de vida de los impíos 
pero ama a los que buscan la justicia. 
La reprensión molesta 
al que se aparta de la verdad; 
sin corrección tendrá un mal fin. 

El Seol (lugar de los muertos) 
y el Abadón (abismo) 
no tienen secretos para el Señor Dios, 
porque todo está expuesto ante sus ojos, 
mucho más el corazón de cada ser humano, 
es como un libro abierto que Dios examina. 

Aquel que cree saberlo todo 
no estimará al que intenta corregirlo. 
Sus decisiones las tomará sin buscar consejo de nadie. 

Proverbios 15:9-12 (paráfrasis)


Se dice de una persona perspicaz “ ve debajo del agua”
Dios más, mucho más que una persona  observadora. 
Él ve las regiones de los muertos, allí donde ser humano vivo jamás puede mirar. 
El antiguo escritor, en una osada súplica invita: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;” (Salmos 139:23) 
El abismo y las tinieblas son fácilmente penetrados por el ojo de Dios; Él ve toda su creación y nos mira con ojos de misericordia. Nada está oculto a su mirada. Nuestras alegrías, nuestros dolores, las tristezas, la ira o la humillación que se nos infiere; Él todo lo observa y a su debido tiempo dará la retribución. 

Si ni siquiera aquellos lugares lúgubres y abominables están exentos de ser examinados por el que todo lo ve ¿cómo no deberíamos tener suma integridad en nuestros pensamientos? 
He conocido personas que se sienten indignas, las fracturas internas les llevan a la inseguridad del amor que Dios siente por ellas, pero el Señor dice claramente “les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo.” (1 Juan 2:1)
Siempre hay una salida y una esperanza para los que le buscan con sinceridad.
Te deseo la paz del alma.

 

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