domingo, 31 de enero de 2021

Los hijos, una alegría o un dolor de cabeza.

Engendrar un hijo es una gran alegría; 
si se extravía viviendo neciamente
causará grandes penas a sus progenitores. 

Proverbios 17:21 (paráfrasis) 

Nunca conocí una madre más triste que ella. 
Sus pequeños, sus queridos hijos, los que disfrutaron de días felices, con una infancia despreocupada, habían tomado caminos tan distintos a la fe enseñada en casa. 
El más pequeño se habituó al alcohol, varias veces algún amigo lo llevó a casa cuando lo encontraba durmiendo en la camioneta en cualquier calle. Con el tiempo perdió la licencia de conducir, el trabajo y las amistades;  varios accidentes lo dejaron con secuelas en sus piernas. Un costoso tratamiento logró sacarlo de la adicción, hoy es abstemio permanente. 
El mayor abandonó a la esposa y dos niños; la tentación era más fuerte. Buen mozo e irresistible con las mujeres, vive una vida de eterno adolescente. 
Ella  (la madre) asistía a nuestra comunidad evangélica, su corazón alerta, distraída, siempre preocupada de alguna mala noticia, muchas veces salió presurosa por alguna emergencia. 

¿No te parece común esta historia? 
Madres, padres o hermanas que sufren la juventud descontrolada de hijos o parientes,  heridos por noticias de accidentes carreteros, mortificados por  una llamada telefónica o un mensaje doloroso.
¿Cuándo empieza la debacle de los muchachos? 
Decisiones pequeñas, momentos sin disciplina, circunstancias imprevistas, ausencias, un poco de rebeldía, no lo sé; tal vez un buen sociólogo tenga respuestas más acertadas.  No es una situación moderna, el proverbista nos da visos de su experiencia; tal vez también sufrió el mismo síndrome de padre-corazón-destrozado, la prueba se observa en las medidas que tomó su hijo al ascender al trono,  dejó como resultado la división de una nación que había tenido su época de oro. 

No hay nadie en el mundo que pueda traspasar nuestras almas con una angustia tan amarga como nuestros propios hijos,  si se extravían de la sabiduría y la rectitud. Es un privilegio heredarles,  más que bienes en efectivo, una buena y sana forma de vivir, un camino de servicio en el Reino de Dios. 
Siento una particular alegría cuando escucho orar a los niños de nuestra Comunidad, oraciones sencillas y confiadas; creo que tenemos una Iglesia poderosa en ellos. Ruego a Dios por esos padres tiernos y constantes en el amor para que tengan los mejores resultados de sus esfuerzos.
Oro por ti.
***

La noticia del día: La lluvia, protagonista total. en la zona central de Chile. 
Fotografía de calle en Macul, sábado 30 enero.




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