viernes, 16 de abril de 2021

"Cumple lo que prometes" (Eclesiastés 5:4)


Es necesario tener cuidado de no precipitarnos 
cuando hacemos alguna promesa al Señor; 
puede suceder que no podamos cumplirla 
y tengamos que lamentar los resultados. 

Proverbios 20:25 (paráfrasis) 

Me gustan las historias con final feliz.
No siempre se  cumple ese deseo y el halo de tristeza me hace pensar en las decisiones apresuradas. 

Él tenía una bella hija. 
Él fue a la guerra y la situación se tornaba cruenta. Hizo esta promesa " si regreso triunfante, la primera persona que salga a recibirme la dedicaré como sacrificio a Dios". (Jueces 11)
La primera persona fue su hija. 
Jefté cumplió su atrevida promesa con el corazón quebrado; Dios le había dado el triunfo sobre sus enemigos.

Una de las grandes pérdidas de la humanidad es la “palabra de honor”. 
Todavía algunos sostienen ese principio pero en un mundo cambiante como el de hoy es cada vez más difícil. 
Una cosa es faltar a los compromisos humanos que a menudo dejan con descrédito a las personas, otra cosa es prometer a Dios, el Creador de todo, que no necesita absolutamente nada para estar completo en sí mismo, menos requiere de una promesa apresurada. 

Pues ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? De no ser así, tal vez termines solamente los cimientos antes de quedarte sin dinero, y entonces todos se reirán de ti. Dirán: “¡Ahí está el que comenzó un edificio y no pudo terminarlo!”. (Lucas 14:28-30) 

Si para edificar una casa temporal evaluamos los pros y los contras ¿por qué no deberíamos calcular el peso de una promesa a Dios? 
¿Sería mejor nunca prometer nada?
Si eres de palabra ligera, mejor sería abstenerse. 
Estamos hechos de promesas y fe. Tomar un compromiso es  parte de la existencia humana, fallar en ellos también; minimizar las desilusiones propias y de nuestros semejantes es donde está el sano equilibrio de los tratos. 
La advertencia no puede ser más clara: “Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplírsela, porque a Dios no le agrada la gente necia. Cumple lo que prometas,” (Eclesiastés 5:4) 

***

La noticia del día:  
Ayer, jueves 15 se celebró el día de nuestras comidas típicas. Cazuela, empanadas, humitas, pastel de choclo, empolvados, arrollado de huaso, curanto, porotos con rienda, todos gozan de aceptación en cualquier hogar y se cocinan con frecuencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario