Así como se refina la plata en el crisol
y el oro en el fuego
se puede probar la integridad de una persona
dándole una cantidad de elogios.
Proverbios 27:21 (paráfrasis)
“No hay nada que provoque más soledad que la fama”.
"Cuando te haces conocido, la gente cambia a tu alrededor".
"Comencé a tener ataques de pánico antes de subirme al escenario, sentía que no era suficientemente buena".
“No me gusta la fama, el sentirme observado y juzgado constantemente”.
"Me gustaría que entendieran que soy humano (…), esta vida puede destrozarte".
Estas frases han dicho artistas famosos que cada día reciben elogios, todo tipo de alabanzas y gozan de un estatus envidiado por muchos.
Ser elogiado es un anhelo natural al que aspiramos desde niños; sin embargo el exceso de alabanzas pondrá a prueba cualquier carácter.
Algunos cambian, otros sufren; no es fácil recibir alabanzas y quedar impertérrito; aprender a colocarlas en perceptiva requiere una abundante cuota de sabiduría.
Como devotos de Dios tenemos una herramienta que aplica en estos casos, dar gloria al Señor por Su Gracia y su favor. La mayoría mantiene su cabeza fría dando a los elogios el lugar justo (eso creo).
(Filipenses 1:11)
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La noticia del día:
Un hombre trabaja en los campos de cosecha.
(Gracias a Dios por aquellos que ejecutan esta ardua labor y proveen al mundo de los productos de la tierra)
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