viernes, 29 de octubre de 2021

Cuatro misterios.

Hay cuatro misterios que me resultan 
asombrosos e incomprensibles: 
1.- La huella que deja el águila en el aire. 
2.- El rastro de la serpiente en la roca. 
3.- La estela de un barco que navega mar adentro. 
4.- La marca que deja el amor entre un hombre y una mujer. 

Proverbios 30:18-19 (paráfrasis)

 Aquella vez el niño miró el cielo y preguntó : “Mamá, ¿de qué porte será el infinito?” 

Nos invaden preguntas tan asombrosas como estas. 
Algunas tendrán pronta respuesta, otras se quedarán para que la ciencia (o un estudio personal) pueda un día darnos alguna pista de la maravillosa creación de Dios. 

Un aguilucho aprende a volar haciendo ejercicio diario a pequeños saltos. 
El día que se atreve a lanzarse al aire es fiesta para los padres. 
Planeará cerca del nido hasta que pueda hacerlo más lejos y aprenda a buscar su propia comida. 

Tantos misterios nos llevan a comprender que Dios en su sabiduría infinita hizo desde las aves que planean majestuosas el cielo, hasta la pequeña culebra que se arrastra; desde el mar insondable hasta ese sentimiento que une a una pareja por toda la vida en un afecto entrañable. 

«Yo soy Dios, yo soy el creador del cielo; 
yo soy quien formó la tierra 
y todo lo que en ella crece; 
yo soy quien da vida y aliento a los hombres 
y a las mujeres que habitan este mundo. 
Yo soy el Dios único; 
yo te llamé 
y te tomé de la mano para que hagas justicia, 
para que seas ante mi pueblo 
señal de mi pacto con ellos, 
para que seas ante las naciones 
la luz que las ilumine. »

(Isaías 42:5-5 TLA) 
***



La noticia del día: 
La gente se reúne en un puente peatonal sobre el río Moskva en el parque Zaryadye, luego de que las autoridades locales impusieran nuevas medidas para frenar la propagación del COVID-19, en Moscú, Rusia.






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