y no respeta a su madre en la vejez,
morirá en la desgracia,
sin ayuda en sus muchas aflicciones.
“Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy.”
Proverbios 30:17 (paráfrasis)
Cierta vez (en un grupo) nos preguntaron: ¿qué hiciste con tu primer sueldo?
Hubo una gran variedad de historias.
Una compró la lavadora tan necesaria para los menesteres cotidianos.
Yo (vanidad de vanidades), me compré un anillo de oro que me robaron a los tres meses.
Una historia que me impresionó fue la de un amigo.
"Cuando iba a recibir mi primer sueldo (tenía 17 años) quise regalarle algo a mi madre.
Tal vez una falda, pero tiene muchas faldas. Una chaqueta, también tiene varias. Y pensé que papá nunca la lleva de paseo o a comer fuera de casa. Pedí hora en un restaurante de comida elegante, compré un ramo de flores y un lindo anillo. Llegué a casa y la invité.
Ella estaba sorprendida.
Cuando llegamos al lugar le dije que pidiera a su gusto, ella estaba tan feliz que no sabía lo que quería. Todo era una novedad. El garzón le trajo el ramo de flores y después de cenar le regalé el anillo. Nunca olvidaré esa tarde de felicidad con mi madre."
Toda la audiencia quedó en silencio y luego sonó el aplauso; es grato saber las historias de buenos hijos, buenas hermanas que criaron a los más pequeños en ausencia de los padres, relatos sencillos pero cargados de bondad y desinterés.
Cuando estamos bombardeados de noticias polarizadas, sentarse a oír esos recuerdos nos anima a comprender que somos seres humanos llenos de bellas historias.
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