Tal como Dios se lo había prometido, Sara quedó embarazada y, en la fecha señalada, tuvo un hijo de Abraham, quien ya era muy anciano.
Génesis 21:2 TLA
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Ser anciano en el mundo contemporáneo no es muy grato.
Hay excepciones -sin duda-, como en cualquier tema.
¿Por qué se inventan toda clase de artilugios dedicados a parecer más joven?
Tintes, cremas, vestimenta, operaciones, etc, etc.
Una gran industria contra la vejez y contra su imagen.
La juventud está sobre-valorada, aun por los mayores.
La edad, como la salud, la nacionalidad o el color de piel, deberían ser cuestiones intrínsecas y naturales de cómo es una persona sin adjetivos calificativos.
El respeto al ser humano es básico, desde su concepción, solo porque es humano y lleva en sí la imagen de Dios, cosa no menor.
Sin embargo hay un prejuicio generalizado y un temor evidente al paso del tiempo, al deterioro físico y cognitivo y a unas supuestas dolencias que tal vez nunca lleguen.
Esta historia de Sara y Abraham relata dos personas de edad avanzada que procrean un hijo creyendo a la promesa de Dios.
¿No es eso la vida?
Creer.
Fe
Confiar plenamente en una respuesta a la pregunta ¿hay algo demasiado difícil para el SEÑOR? Volveré a ti en el tiempo señalado, por ese tiempo el año próximo, y Sara tendrá un hijo.
Cap. 18:14
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En contexto: Informe mundial sobre el edadismo.
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Audiolectura de hoy:
Génesis capítulos 20 y 21
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