Los gritos de alegría se mezclaban con el llanto de la gente, y desde lejos se escuchaba el alboroto.
Unos cantaban alabanzas y daban gracias a Dios, y otros decían:
«¡Dios es bueno!
¡Él nunca deja de amarnos!»
Muchos sacerdotes, sus ayudantes y jefes de familia lloraban en voz alta, pues ya eran ancianos y habían conocido el primer templo.
Libro de Esdras 3:11-13 TLA
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Hay momentos que todos los sentimientos se conmueven y un río incontenible de emociones estallan imparables.
¿Cuánta capacidad tiene el ser humano para sobrevivir?
Un pueblo creyente en Dios es el más claro ejemplo del poder de supervivencia a través de las edades.
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