Por tanto,
no nos desanimamos.
Al contrario,
aunque por fuera
nos vamos desgastando,
por dentro
nos vamos renovando
día tras día.
Pues los sufrimientos ligeros
y efímeros
que ahora padecemos
producen una gloria eterna
que vale muchísimo más
que todo sufrimiento.
Así que
no nos fijamos en lo visible,
sino en lo invisible,
ya que lo que se ve
es pasajero,
mientras que lo que no se
ve es eterno.
2 Corintios 4:16-18
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Audiolectura de hoy
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Amén. Gloria al Señor.
ResponderEliminarAmén, Carlitos.
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