ni no judío,
esclavo ni libre,
hombre ni mujer,
sino que todos ustedes
son uno solo en Cristo Jesús.
Y si ustedes pertenecen a Cristo,
son la descendencia de Abraham
y herederos según la promesa.
Gálatas 3:28-29 NVI
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Las sociedades tienen un concepto de lucha entre los sexos, entre las etnias o entre los más o menos afortunados.
De la discriminación nacen divisiones prejuiciosas, molestas y costosas.
En Cristo no es así (o no debería) porque hemos sido sumergidos en un mismo río, comemos del mismo pan, disfrutamos la misma Presencia de un Dios de amor y esperamos -según sus promesas- un cielo nuevo y una tierra nueva "donde mora la justicia". .
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