martes, 18 de agosto de 2020

.¿Cuánto estás dispuesto a perder?

“Evita hacerte responsable como aval de alguna deuda ajena comprometiendo la herencia familiar; averigua primero el valor de la palabra de tu amigo. 
No arriesgues a poner garantía por un extraño; no comprometas tu futuro sin entender de qué se trata el contrato del deudor. 
Y si has quedado atrapado en un compromiso como ese, procura liberarte antes que sea demasiado tarde.”

Proverbios 6:1-5

Los colombianos tienen este dicho: Hay diez mandamientos + uno “no dar papaya”. Significa no brindarle a otra persona la oportunidad de causarnos alguna pérdida.
En los círculos evangélicos flota la pregunta ¿hasta dónde podemos llegar con el altruismo? ¿Podemos avalar a alguien? ¿Hasta qué punto podríamos responder por otra persona?

Mi amiga G. sufre insomnio y está al borde de un colapso nervioso. Avaló a su hermano y él no responde ni a la deuda ni a sus llamadas. De su sueldo cancela como puede pero los intereses se multiplican cada día, inflexibles.
Esta es una de las mil historias que podríamos contar de avalistas que terminaron pagando deudas ajenas con gran esfuerzo. Perdieron las relaciones de amistad y el dinero.
¿Es indispensable ser aval de alguien?
¿Cuándo podemos prestar nuestros antecedentes y nuestro patrimonio?
 ¿Hasta qué punto es sabio, prudente o necesario hacerlo?

Sin duda cada persona conoce su estado financiero, qué relación tiene con el deudor y hasta cuánto podría responder sin amargarse la vida y sin poner en riesgo su propia familia.

La Palabra nos anima a dar al que lo necesita.
La Palabra nos anima a ser misericordiosos.
También nos anima a ser prudentes, ordenados y cuidadosos con la administración de los bienes que Dios nos permite  manejar.
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Un par de páginas informativas del significado de avalar, ley chilena.

http://blog.capitalizarme.com/chile/2018/08/implica-legalmente-aval/

http://derecho.uc.cl/en/noticias/derecho-uc-en-los-medios/ 




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