"Hay seis clases de personas,
y puede añadirse una más
que Dios no puede soportar:
La gente orgullosa,
la gente violenta,
la gente mentirosa,
la gente malvada,
la gente ansiosa de hacer lo malo,
la gente que miente en un juicio,
y la que provoca pleitos familiares."
Proverbios 6:16-19 (TLA)
“Newton le escribió lo siguiente a un hombre que estaba desmotivado:
Me dices que te parece difícil creer que es compatible a la divina pureza el abrazar o usar a un monstruo como tú.
Al pensar esto, no solo expresas una baja opinión de ti mismo, que es correcto, pero también expresas una muy baja opinión de la persona, obra y promesas del Redentor; lo que está definitivamente equivocado Satanás se transforma a sí mismo en un ángel de luz.
Él a veces nos ofrece enseñarnos humildad; pero a pesar de que deseo ser humilde, no deseo aprenderlo en esta escuela. Sus premisas podrán ser ciertas al afirmar que somos criaturas viles y malvadas, pero luego él nos atrae a las abominables conclusiones de que entonces deberíamos cuestionar, ya sea el poder, o la disposición, o la fidelidad de Cristo.
Así es: a pesar de que nuestras preocupaciones sean buenas, al punto de que nacen de un disgusto con el pecado, sin embargo, cuando las examinamos de cerca, muchas veces hay mucha voluntad propia, justicia propia, incredulidad, orgullo e impaciencia mezcladas con ellas, tanto así que no son mejores que los peores 4 males de los que nos quejamos
No tienes, y no podrás tener, nada a la vista de Dios más allá de lo que derives de la justicia y propiciación de Jesús. Si podrías mantenerlo más a la vista, estarás más cómodo. Él será más honrado.
Oremos para que podamos ser capaces de seguir el mandamiento que el Señor nos dio a través del apóstol: Regocíjense en el Señor siempre, otra vez les digo, regocíjense.
Tenemos poco de qué regocijarnos en nosotros mismos, pero tenemos el derecho y muchas razones para regocijarnos en Él.
(Traducido de Letter XI, to the Rev. Mr. S., Works of John Newton, Vol. 6, )
Si vamos a crecer en la gracia, debemos estar conscientes de que somos al mismo tiempo pecadores y también hijos amados en Cristo.
Necesitamos una conciencia fuerte de nuestro pecado delante de Dios, y una convicción clara y profunda de nuestra unión y aceptación en Cristo. Al final de cuentas, es el gozo y la maravilla del Evangelio lo que te cambiará permanentemente."
Tomado de:
https://docplayer.es/77860829-Iglesia-cristiana-reformada.html
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