Para el orador compulsivo las palabras de sabiduría son como palos que golpean su espalda.
Los sabios callan en el momento adecuado,
los parlanchines dicen palabras
que los llevan al borde de la ruina.
Proverbios 10:13-14 (paráfrasis)
¿Quién no conoce un orador compulsivo?
Ese que empezó el discurso con buen pronóstico pero ya pasado una hora nos da sueño; aquel que sabe cómo iniciar una conversación, pero no sabe dónde terminar.
Verborrea, labia, locuacidad, palique cháchara, hay poca explicación para ese síndrome.
Los chilenos no somos dados al verbo muy elaborado o extenso; hay otros países que nos ganan lejos.
Aun así, contamos con algunas lumbreras del micrófono, incluso en medios evangélicos; en el mundo político abundan más, aunque en general son mono-temáticos y recurrentes.
Hablar es un don maravilloso, esencial en la comunicación humana.
Mientra dispongamos de un amplio léxico tendremos una mejor capacidad de expresión y trasmisión de ideas, en especial en el contexto de la vida eterna, asunto fundamental para nosotros y nuestros oyentes.
Tan fundamental es que el Señor Jesús dijo: "Lo que una persona diga ahora determina lo que le espera: o será justificada por sus palabras ¡o por ellas será condenada!"
.Mateo 12:37
Un buen artículo sobre la verborrea desde un punto de vista clínico.
https://www.lifeder.com/verborrea/
Definiciones
https://dle.rae.es/blablabl%C3%A1
https://definicion.de/verborrea/
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