martes, 23 de febrero de 2021

Cara o sello.

Tirar los dados 
o una moneda al aire 
es una solución para decidir conflictos 
difíciles de zanjar por vías habituales. 

Proverbios 18:18 (paráfrasis) 

“En la semifinal de la Eurocopa de 1968, celebrada en Italia, a los azzurri se les puso la suerte 'de cara'. Italia y la Unión Soviética no fueron capaces de deshacer el empate a cero durante los 90 minutos de partido más los 30 de prórroga. La celebración de un partido de desempate sólo estaba previsto para la final, así pues los semifinalistas tuvieron que acogerse al dictamen de la moneda. Los dos capitanes acompañaron al árbitro del partido, Tchenscher, a los vestuarios mientras que los demás jugadores aguardaba en el terreno de juego. Giacinto Fachetti, capitán de los azzurri, fue quién salió con la alegría reflejada en su "cara", el mismo lado de la moneda que les otorgó la victoria para disputar la final del campeonato.” (*) 

Un partido de fútbol es una fruslería comparado con grandes disputas de tierras o fortunas que se dieron en los tiempos antes de Cristo. El pueblo de Israel tuvo la práctica de “echar suertes” ya que creían que el Señor era quién definía la situación que sobrepasaba a los jueces humanos. 
Así la justicia divina ponía punto final a largos litigios que en muchos casos podían llevar a enfrentamientos violentos. 

Los evangélicos –históricamente- hemos sido contrarios al azar, las cartas, dados o algo parecido. Como dijimos ayer, una práctica de la primera iglesia cristiana era el acuerdo entre las partes, perder lo que estaba en litigio o sencillamente dejar que personas sabias de la congregación  definieran la situación, como lo aconseja el apóstol Pablo a los corintios (1 Corintios cap. 6). 
La Iglesia, depositaria del Espíritu Santo no debería tener grandes conflictos que lleven a enemistades ¿no crees?



Para leer entrada sobre el azar: 

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La noticia del día:
Un pavo real blanco se muestra en el Centro de Rescate Zoo de Castellar, sur de España, 20 de febrero 2021 (AFP)



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