martes, 16 de marzo de 2021

Préstamo al interés máximo.


Cada vez que ayudas a un necesitado 
le haces un préstamo al Señor; 
el bien que otorgas
te lo devolverá con bendiciones extraordinarias. 

Proverbios 19:17 (paráfrasis) 

Hace unos días vi la historia “Todo el dinero del mundo”, un relato bastante acotado a la realidad de lo que sucedió con el secuestro de Paul Getty III en 1973, nieto de John Paul Getty, uno de los hombres más ricos e influyentes de la época. 
El magnate Getty, aunque parezca irrazonable, se rehusó a pagar el rescate. Él, simplemente, no cedió en principio ante la extorsión, negociando luego durante meses con la mafia calabresa, con fama de ser la más obstinada y peligrosa; el joven nieto de 16 años terminó con una oreja cercenada y con secuelas que le seguirían toda su vida. 
Lo verdaderamente sorprendente y paradójico es que Getty abuelo murió al poco tiempo, heredando a sus hijos y descendientes una abismante fortuna en pinturas, esculturas y obras de arte que ellos fueron donando a museos y a beneficencia; el resto lo han disfrutado entre luces y sombras de tragedias. 

¿Qué podemos reflexionar acerca del poder de la riqueza y la distorsión que puede crear en el cerebro humano? 
¿Puede el dinero garantizar la seguridad de una buena vida?
¿Las decisiones con base económica son las mejores?  
El escritor de Proverbios nos enseña un valor superior que impide al ser humano la tentación de avaricia o  egoísmo. 
En el N. T. el Señor Jesús nos provee  grandes principios en relación a este tema cuando se encuentra con un joven rico.  







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