“Defiende al que no puede argumentar en un juicio,
examina la causa que hay contra los desvalidos,
investiga las declaraciones del pobre
y hazle justicia.
“
Proverbios 31:8-9 (paráfrasis)
Mi amiga Blanca nos dio este consejo: “Nunca entren a un Juzgado sin estar acompañadas, puede ser peligroso que estén solas”. En su experiencia sabía que para nosotras ese consejo era valioso.
Benja Z. estaba en una oficina esperando el pago de una factura.
De pronto todo fue un avasallamiento sorpresivo, gritos apremiantes, movimientos bruscos, alguien lo tiró al suelo, la PDI (*) estaba realizando una redada, todos fueron detenidos.
Benja no entendía nada. Lo llevaron a una celda, trató de explicar que solo estaba ahí para cobrar una cuenta, nadie lo escuchaba.
Cuando logró salir después de varios días, nadie le pidió disculpas, un malentendido, un mal rato que desea olvidar, pero no se olvida.
La madre de Lemuel está muy consciente del poder que los hombres llegan a detentar y la responsabilidad que viene adjunta a ese poder.
Una persona puede usarlo para defender el bien común o para escalar un peldaño más en su clase social.
Dios tiene sumo interés en las acciones de justicia, tanto que en diferentes épocas enfrenta a su pueblo con duras reprensiones:
“Tus gobernantes son rebeldes, cómplices de ladrones; todos aman el soborno y van detrás de las prebendas. No abogan por el huérfano, ni se ocupan de la causa de la viuda.”
(Isaías 1:23)
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La noticia del día:
Carrera de autos antiguos de finales del siglo XIX en Brighton, noviembre 2021.
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