Por lo demás, hermanos, regocíjense, perfecciónense, consuélense; sean de un mismo sentir, y vivan en paz. Y el Dios de la paz y del amor estará con ustedes.
2 Corintios 13:11 RVC
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Hemos llegado al último capítulo de esta carta tan personal del apóstol Pablo.
Observamos el alma de un hombre entregado a su fe y al servicio de Cristo.
Más aún, ¡qué buen amigo, fiel y confiable!
Por último, Dios quiera que sus buenos deseos se transformen en realidades hoy:
-Vivir felices, con gozo.
-Buscar la perfección, el crecimiento en cada área de la vida.
Consuélense.
Vivan en paz.
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¿Qué elementos confluyen para hacer un día perfecto?
¿Cómo hacemos un plan para que resulte perfecto?
¿Qué esperamos de una persona perfecta?
Algunos sostienen que –dada nuestra condición humana- las cosas, situaciones o personas perfectas no existen; que simplemente es un ideal.
El Señor va más allá cuando ordena:” Por lo tanto, sean ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto.” ¿Sería acaso solo una digresión?
Tal vez deberíamos revisar nuestro concepto de perfección.
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Audio lectura de hoy:
2 Corintios 13