Se olvidaron del Dios que los salvó
y que había hecho grandes cosas en Egipto:
milagros en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.
Dios amenazó con destruirlos,
pero no lo hizo por Moisés,
su escogido,
que se puso ante él en la brecha
e impidió que su ira los destruyera.
Salmos 106:21-23 NVI
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Algunos nacen para ser arquitectos.
Otros doctores, panaderos u obreros del campo.
Cada persona tiene un lugar y todos son importantes si comprenden su propósito.
Moisés fue un intercesor.
Uno que defiende causas imposibles ante Dios y salva la situación.
La brecha es una abertura en un cerco o una muralla. Una grieta por donde puede entrar un enemigo y devastar todo lo que se pone a su paso.
Uno que se pone en la brecha es el que defiende, el que expone su propia vida por el bien de otros.
La salvación de un pueblo fue el resultado del amor, la compasión y el sacrificio de un solo hombre.
¡Ah!, cómo se necesita esa clase de personas.
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