Un mensaje amistoso.
Una epístola que defiende la libertad.
Hemos perdido esa buena costumbre que practicaron nuestros padres, tomar un papel, un lápiz y escribir a alguien lejano las novedades que sucedían en la ciudad o en el país.
Habitualmente eran cartas afectuosas.
Hoy todo se ha reducido a unos lacónicos mails; peor aún, a unos mensajes de Whatsapp con emojis que no sabemos con exactitud qué significan.
Aquí tenemos un bello mensaje que traspasa las edades y nos habla de afectos , de cotidianidad y una fe comunitaria.
Notable.
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Filemón, querido compañero de trabajo:Te escribe Pablo.
Como bien sabes, estoy preso por servir a Jesucristo.
Recibe mis saludos y los del hermano Timoteo.
También saludamos a toda la iglesia que se reúne en tu casa, y a la hermana Apia y al hermano Arquipo, nuestro compañero de trabajo.
Deseamos de todo corazón que Dios nuestro Padre, y el Señor Jesucristo, los llenen siempre de amor y paz.
Filemón, siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, porque me han dicho que amas al Señor Jesús y confías en él, y que sientes el mismo amor por todos los que forman parte del pueblo de Dios.
Tú confías en el Señor, lo mismo que nosotros.
Por eso le pido a Dios que sigas confiando en él hasta que conozcas todo el bien que podemos hacer, gracias al amor que sentimos por Cristo.
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Carta de Pablo a Filemón, cap. 1:1-7 TLA
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Ilustración:
Fotografía de fragmento que se conserva de esta carta.
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Audiolectura: