Es crucial que mantengamos firme lo que hemos oído para no desviarnos.
Si el antiguo mensaje entregado por los ángeles era válido y nadie se salía con la suya, ¿crees que podemos arriesgarnos a descuidar este último mensaje, esta magnífica salvación?
En primer lugar, fue entregado en persona por el Maestro, y luego nos lo fue transmitido con precisión por quienes lo oyeron de él.
Todo el tiempo Dios lo validaba con dones a través del Espíritu Santo; todo tipo de signos y milagros, según le parecía.
Hebreos 2:1-4 El Mensaje
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Las lluvias de este invierno dejaron considerables desastres en algunos lugares.
Las corrientes invadieron casas, huertos, sembradíos y arrasaron con bienes cuidadosamente guardados o cultivados.
“No lo vimos venir”, dicen algunos con cara abatida.
¿Hagamos un paralelo?
Las corrientes de incredulidad del mundo presente invaden las almas. Desilusión de la política, desconfianza hacia el clero, certezas fragmentadas, moralidad puesta en duda, iglesia que ha bajado los estándares de santidad, cada día las personas ponen en riesgo su propia eternidad.
Todos los años hay inviernos. Unos más lluviosos, otros menos. Las inundaciones son probables y los daños previsibles.
En nuestra Comuna se realizó algo sabio, limpieza previa de calles, de hojas, de canaletas. Nos preparamos con sacos de arena como contención para las puertas. Muchos arreglaron el techo de su casa en los meses de verano...Nuestras abuelas decían “es mejor prevenir que lamentar”.
Las corrientes de la secularización seguirán ondulando en nuestro entorno, unas incipientes, otras con ímpetu; la fe es puesta a prueba.
Podemos observar los tiempos y dejarnos llevar a la deriva; podemos tomar el consejo de este libro sagrado y prevenirnos; rectificar rumbos, adoptar decisiones sabias, adquirir hábitos devotos, mantener la vida ferviente.
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Audiolectura:
Hebreos cap. 2 NVI
Hebreos cap. 2 NVI