En un juicio, al testigo le corresponde decir la verdad.
Si miente es tan mortal como un golpe de martillo en los dedos,
una herida con cuchillo o lanzar una flecha aguda
al corazón del acusado, todo en uno.
Proverbios 25:18 (paráfrasis)
Para un sencillo creyente como tú o yo, ir a tribunales no es algo con lo que se sueñe o se desee.
Hay en los juicios una exigencia de justicia y a la vez un deseo de venganza; un poco de verdad y tergiversación de los hechos. No es fácil determinar responsabilidades o culpas y en muchas ocasiones la justicia no logra llegar a buen fin.
Está comprobado históricamente que muchas veces un inocente ha sido condenado por un testimonio inexacto o directamente mentiroso.
J.C era un muchacho alegre, padre de dos niñas, esposo trabajador.
Cierta noche una vecina le solicitó que fuera a comprarle un boleto de lotería. Se quedó conversando con algunos amigos hasta el anochecer.
Al día siguiente lo tomaron detenido, una mujer lo acusaba de agresión y violencia física. Estuvo un año recluido esperando el juicio; su padre gastó los ahorros de su vida y al final resultó que todo había sido una confusión de identidad.
Salió libre; nadie le devolvió el tiempo perdido, la incertidumbre, el sufrimiento y el dinero.
Si alguna vez -por esas vueltas que da la vida- tienes que testificar, la verdad pura es lo que nos aconseja el proverbista. Dejar a un lado los pareceres, simpatías o prejuicios. Y que Dios te ayude.
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Testigo falso (parte uno)
https://unapalabraparavivir.blogspot.com/2021/03/testigo-falso-parte-uno.html
Testigo falso (parte dos)
https://unapalabraparavivir.blogspot.com/2021/03/testigo-falso-parte-dos.html