La persona que se enoja con facilidad,
hará locuras;
la persona perversa
solo recibirá desprecio de sus semejantes.
Proverbios 14:17 (paráfrasis )
De la señora T. los vecinos decían que era de “mecha corta”, mal genio y grosera de lenguaje. En el barrio evitaban toparse con ella, apenas el saludo desde lejos.
Cierto día estaba tan furiosa con su marido que tomó un bidón de combustible y lo roció en su vestido. Luego prendió un fósforo. Cuando se dio cuenta de su locura salió a la calle gritando por ayuda. Un par de vecinos diligentes lograron apagar el fuego, vivió solo algunas horas para confesarse delante de Dios.
(Esta es una historia que todavía me causa tristeza.)
Aprender el auto control -en especial la ira- es uno de los propósitos del libro de Proverbios, aunque es sabido que los buenos consejos tienen un efecto breve contra las pasiones humanas; solo la Gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo que vive en el interior de un corazón herido pueden impedir esos actos de locura transitoria.